martes, 5 de julio de 2011

LA NOCHE BLANCA

¡Quién lo diría! Es el final de mi vida laboral. Qué mejor que una fiesta rodeado de mi mujer, mis hijos y amigos. Era la noche de San Juan, mágica y esotérica, limpia y única en el solsticio de verano, enigmática y pura como el color de nuestra vestimenta. Alba y Luis llenaron con los sones de Silvio e Ismael Serrano el ambiente primero; Mariola, fabulosa en su papel de sacerdotisa, rúnica y celta, bajo el rito de Stonehenge; las bebidas,, fresquitas, y los canapés de Maricarmen (qué voy a decir yo) excelentes. Especial mención al choto al ajillo de Paco Salas. Después, a navegar entre mares de gin tonic y otros mares aún más procelosos. Gerardo nos recordó a Triana entre los breves momentos en que su hermano José Antonio soltó el micro. Bailamos "Como el agua" alrededor de la hoguera, y nos despojamos de todo lastre para el nuevo tiempo que comienza. Helena, pletórica de fuerza, de garra, de voz y buen hacer, nos dejó a todos patidifusos arrancándose por Rocío Jurado en un alarde de poderío y fortaleza.
Gracias a todos. Lo firma y lo rubrica una persona que, a partir del 30 de agosto de 2011, pasará a pertenecer a las clases pasivas de este país.